En el sur de Portugal, la localidad de Loulé esconde una joya subterránea donde podemos realizar una visita al sitio turístico más profundo del país: una mina de sal todavía activa y en la que podemos conocer el legado geológico de esta región con un paseo a más de 200 metros de profundidad.

Loulé, en el distrito de Faro, en el Algarve portugués, conserva además un trazado urbano y un patrimonio que reflejan la superposición de distintos periodos históricos, desde la ocupación islámica hasta la reorganización tras la Reconquista. Las calles empedradas, los mercados y los monumentos permiten recorrer la memoria de la ciudad y comprender cómo se ha desarrollado a lo largo de los siglos.

Más allá de su superficie urbana, Loulé cuenta con recursos subterráneos y patrimoniales que muestran otra dimensión de su historia y su economía. Mientras que la Mina de Sal Gema ofrece un recorrido que combina geología, industria y patrimonio, el mercado, los baños islámicos y el castillo representan el legado histórico y cultural que ha moldeado la vida diaria de la ciudad. Estos elementos permiten a los visitantes explorar tanto la herencia material como la actividad que ha dado forma a Loulé hasta la actualidad.

La mina de Sal-Gema de Loulé

Mina de Sal-Gema

Debajo de las calles de Loulé se esconde un laberinto subterráneo de sal que alcanza los 230 metros de profundidad, uno de los recorridos turísticos más singulares de Portugal. Sus galerías, que se extienden por más de 45 kilómetros, surgieron hace aproximadamente 230 millones de años a partir de depósitos de sal gema y, con el paso del tiempo, han sido moldeadas por la labor constante de los mineros. Este espacio subterráneo revela cómo la extracción de sal ha formado parte de la vida y la economía de la región durante siglos.

Al recorrer las galerías en compañía de un guía, es posible adentrarse en la rutina de los mineros, una actividad que todavía se mantiene hoy en día. Las cámaras y corredores, amplios y cuidadosamente estructurados, han sido bautizados como la “catedral de sal”, y permiten imaginar cómo las generaciones de trabajadores han dado forma a este entorno, creando un paisaje subterráneo que combina geología y dedicación humana.

El recorrido también ofrece la oportunidad de comparar los métodos antiguos con las técnicas modernas de extracción, mostrando cómo la industria se ha adaptado sin perder sus raíces. A lo largo del trayecto, los visitantes pueden observar los distintos matices y texturas de la sal, descubriendo por qué este mineral ha tenido un papel tan relevante en la región, tanto en lo económico como en lo cultural, durante tanto tiempo.

Patrimonio histórico y vida urbana de Loulé

Castillo de Loulé, Portugal.

En el corazón de Loulé, el mercado municipal se erige como un puente entre pasado y presente. Construido a comienzos del siglo XX en un estilo neoárabe que evoca la herencia islámica del Algarve, su fachada blanca y roja acoge un espacio de actividad comercial que sigue siendo vital para la ciudad. La restauración realizada en 2007 permitió actualizar sus instalaciones sin alterar los detalles originales, preservando la armonía entre historia y funcionalidad, y manteniendo el mercado como punto de encuentro tanto para vecinos como para visitantes.

A pocos pasos, bajo los cimientos de una casa señorial del siglo XV, permanecen los baños islámicos del siglo XIII. Declarados Monumento Nacional en 2023, estos vestigios ofrecen una ventana al pasado, mostrando cómo se organizaba la vida cotidiana durante la ocupación musulmana y cómo se integraban los servicios públicos en la estructura urbana. La proximidad entre mercado y baños invita a recorrer la ciudad entendiendo cómo la actividad diaria y la historia se entrelazan.

Elevándose sobre la villa, el Castillo de Loulé se considera la estructura más antigua y emblemática de la ciudad. Levantado en 1268 tras la conquista cristiana por Alfonso III de Portugal, sufrió graves daños durante el terremoto de Lisboa de 1755, conservándose hoy únicamente una sección de murallas con tres torres defensivas. Su silueta domina el casco histórico y se conecta con calles empedradas y edificios antiguos, ofreciendo un recorrido que permite apreciar la continuidad urbana y la adaptación de la ciudad a lo largo de los siglos.