Mientras el país entero lloraba por la avalancha que sepultó a Armero, en el occidente del volcán Nevado del Ruiz otra tragedia ocurría en silencio. Esa misma noche, el río Chinchiná se desbordó con una fuerza devastadora que arrasó barrios enteros, caminos, puentes y campamentos de trabajadores cafeteros.

En cuestión de minutos, sectores como Mitre, El Río, La Nevera, Almacafé y La del Río desaparecieron bajo toneladas de lodo y piedras. Las cifras nunca fueron precisas: se habló de tres mil, incluso de cinco mil víctimas, muchas de ellas jornaleros que habían llegado para la cosecha y que nunca fueron registrados oficialmente.

El desastre tomó por sorpresa a los habitantes de Chinchiná. Aunque en los meses previos había señales de riesgo y se sabía del aumento de actividad en el Nevado

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