La noche del 13 de noviembre de 1985, a las 9:00 p.m., el estruendo del Nevado del Ruiz alertó a los habitantes de Armero, en Tolima. En cuestión de minutos, los flujos de lodo, escombros y troncos descendieron desde el volcán, arrasando con el pueblo y dejando a miles de personas atrapadas. Mientras tanto, la ceniza seguía cayendo del cielo y las autoridades no respondían con eficacia, ignorando las alertas previas que el volcán había dado durante todo un año.

La tragedia dejó aproximadamente 22.000 muertos, 5.000 heridos y 3.000 desaparecidos, y marcó de manera indeleble a los sobrevivientes. Según la Defensoría del Pueblo, el Estado aún desconoce cifras precisas sobre víctimas y sobrevivientes, especialmente niños, y persisten vacíos normativos y debilidades institucionales que han

See Full Page