La saga de Jeffrey Epstein tiene un aspecto perverso: cuanto más intenta salir de este atolladero quien se ve envuelto en él, más se hunde.

La Casa Blanca volvió a demostrar esta regla el miércoles, en una jornada impactante de revelaciones en Washington sobre los correos electrónicos de Epstein que mencionaban al presidente Donald Trump en múltiples ocasiones y que ensombrecieron aún más su presidencia.

La cuestión central de un drama político surgido de la profunda tragedia de decenas de mujeres jóvenes traficadas y abusadas por Epstein se está volviendo ahora imposible de silenciar para el presidente.

¿Por qué insiste tanto en que los estadounidenses no deben ver archivos relacionados con un antiguo amigo al que luego denunció, a pesar de que no hay pruebas de que haya cometido n

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