Por segunda noche consecutiva, l os cielos de Nueva York se tiñeron de tonos verdes, violetas y rosados debido a una intensa tormenta geomagnética que permitió observar auroras boreales en zonas donde este fenómeno es extremadamente raro.

El espectáculo natural, visible alrededor de las 22 horas (ET), sorprendió a miles de personas que lograron captar las luces danzantes sobre el horizonte, especialmente desde áreas menos afectadas por la contaminación lumínica.

La inusual actividad solar se debió a una eyección de masa coronal (CME) registrada en días recientes, que impactó el campo magnético de la Tierra con una fuerza superior a la habitual. La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) clasificó el evento como una tormenta geomagnética de nivel G4, una de l

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