Venezuela enfrenta una creciente tensión con Estados Unidos, que ha desplegado en el Caribe su mayor flota desde 1989, con el objetivo declarado de combatir el narcotráfico. Sin embargo, Washington acusa al gobierno venezolano de estar vinculado a cárteles de drogas, una afirmación que Caracas rechaza. Este contexto de inestabilidad podría tener repercusiones significativas en las fronteras de Venezuela con Colombia, Brasil y Guyana.
Los presidentes de Colombia y Brasil, Gustavo Petro y Lula da Silva, han expresado su preocupación. Petro criticó el operativo estadounidense, afirmando que no está “subordinado a los derechos humanos” y suspendió el intercambio de inteligencia con EE.UU. Lula, por su parte, manifestó su deseo de evitar “una invasión terrestre”, subrayando que “los problemas políticos no se resuelven con armas, se resuelven con diálogo”.
La incertidumbre sobre un posible ataque estadounidense en Venezuela persiste. El presidente Trump ha sido ambiguo, a veces sugiriendo que un ataque es inminente y otras minimizando la gravedad de la situación. No está claro si los objetivos serían el gobierno venezolano o los cárteles de la droga, ni la magnitud de cualquier acción militar.
La frontera de 2.341 kilómetros con Colombia es crucial, ya que ha sido el epicentro de tensiones históricas. En 2008, un bombardeo colombiano contra las FARC en Ecuador tensó las relaciones, y en 2010, Colombia acusó a Venezuela de albergar guerrilleros. La crisis migratoria se intensificó en 2015, cuando millones de venezolanos cruzaron a Colombia, lo que ha complicado aún más la relación bilateral.
La frontera con Brasil, de 2.137 kilómetros, presenta desafíos diferentes, incluyendo problemas migratorios. En 2018, Brasil cerró temporalmente su frontera para controlar el flujo de venezolanos. Desde entonces, Brasil ha recibido a 680.145 venezolanos, aunque este número es menor que el de Colombia. Además, la minería ilegal y el crimen organizado son problemas persistentes en esta región.
La frontera con Guyana, de 789 kilómetros, se ha vuelto especialmente tensa tras el referendo de Venezuela para crear el estado de Guayana Esequiba, un territorio en disputa. Guyana ha acusado a Venezuela de buscar una anexión ilegal de este territorio rico en recursos naturales. A pesar de la oposición internacional, la Asamblea Nacional de Venezuela aprobó la creación del nuevo estado, aunque sin efectos prácticos inmediatos.
La situación en las fronteras de Venezuela es compleja, marcada por la migración masiva, la presencia de grupos armados y disputas territoriales. La posibilidad de un conflicto armado podría agravar aún más esta crisis, afectando no solo a Venezuela, sino a toda la región. Las decisiones que se tomen en Washington y Caracas serán cruciales para el futuro de estas fronteras.

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