El sector hotelero puso el grito en el cielo ante la perspectiva de una posible reducción de jornada laboral a 37,5 horas semanales. Desde las patronales del turismo vaticinaron una catástrofe económica para el sector, augurando cierres y pérdida de competitividad.

Finalmente, la reducción de jornada quedó en nada tras no superar el trámite parlamentario, pero la realidad que ha vivido una pequeña cadena hotelera de Baleares ha sido radicalmente diferente, demostrando que esos temores estaban muy alejados de la realidad. Tras aplicar la reducción de jornada tiene menos problemas con la plantilla y el negocio va viento en popa.

Los temores en el sector . El sector de la hostelería y el turismo fue uno de los más beligerantes con aplicar el cambio de jornada laboral que plante

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