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En los últimos años se habla mucho de digitalización, pero muy poco de cómo esa palabra se traduce en la vida diaria de nuestros pueblos. Mientras en las grandes ciudades se debate sobre inteligencia artificial o automatización, en buena parte de Castilla-La Mancha seguimos celebrando como un acontecimiento que llegue la fibra óptica o que un trámite pueda hacerse sin tener que desplazarse treinta kilómetros.

Por ejemplo en Gálvez, pueblo en el que resido y trabajo, hay vecinos que todavía se ven obligados a pedir ayuda para algo tan simple como renovar el certificado digital o presentar un documento. No por falta de ganas, sino porque el sistema muchas veces no está pensado para quienes viven lejos de una capital.

La tecnología debería servir para acerc

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