En cuestión de minutos, un violento tornado arrasó la ciudad sureña brasileña de Rio Bonito do Iguaçu, matando a seis personas y dejando cientos de heridos. Casi 700 familias quedaron sin hogar. Los sobrevivientes ahora se refugian en escuelas y gimnasios, reconstruyendo vidas que el viento desmanteló.

Dos minutos que borraron un pueblo

La advertencia no llegó como una sirena, sino como un rugido. El cielo se oscureció, descendió y luego avanzó, una pared de viento que dobló techos, arrancó árboles y envió restos girando como metralla. En menos de dos minutos, Rio Bonito do Iguaçu dejó de parecerse a sí misma.

El tornado, con ráfagas que alcanzaron los 250 kilómetros por hora, destrozó casi todos los edificios de este municipio de 13,500 habitantes, ubicado cerca de las fronteras de Bra

See Full Page