«El baile es festeig , fiesta», explica Gabriel Frontera , presidente de la Escola de Música i Danses de Mallorca , a todo aquel que le pregunte por aquello que hacen a diario con tanta alegría. Fiesta, y de la buena. Fiesta en los pies y en las piernas, que se mueven danzarines; fiesta en las caderas, que giran sobre ellas mismas movidas por un incesante ritmo ; fiesta en los brazos, que buscan a sus compañeros de baila o que tocan los instrumentos para que la juerga siga; y fiesta en los rostros, coronados por ojos grandes y vivos como el sonido de los xeremiers buscándose mutuamente y caras vestidas con alegres sonrisas de oreja a oreja. No le falta razón, pues, a Frontera, y este viernes noche ha sido la prueba viviente de ello en el Teatre Principal de Palma que acogió

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