Con Miro, para identificarlo, mejor que ponerle apellidos es decir que es el barbero de Quintana de Rueda; pero ya te advierten en el pueblo, «el barbero, de los de toda la vida, no peluquero ni esas moderneces que se hacen ahora en la cabeza». - ¿Nos harías un corte de esos con cresta y mechas? Su carcajada es la mejor de las respuestas, que queda aún más clara cuando te lleva a la pequeña barbería de Quintana, en la que también ha quedado dibujado el paso del tiempo. «Era el doble de grande, en su buena época, pero como ahora nos sobra con la mitad pues pusimos un tabique y aprovechamos esa parte para la casa, que yo con ésta me arreglo, que ya solo corto el pelo a unos pocos amigos, porque me gusta a mí, así de paso echamos una parrafada, que ni tan siquiera les cobro». El instrumental

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