La COP30 amaneció en medio de una tensión creciente cuando, desde las primeras horas del día, una multitud de indígenas del pueblo Munduruku y de otras comunidades amazónicas se concentró frente a la entrada principal del recinto oficial. Los manifestantes avanzaron en bloque, sosteniendo escudos artesanales, tambores y pancartas donde se leía: “Nuestra tierra no se vende”, “El clima también somos nosotros” y “Sin selva no hay futuro”. El bloqueo duró varias horas, durante las cuales las delegaciones internacionales se vieron obligadas a usar accesos secundarios. Muchos de los delegados, sorprendidos, expresaron que nunca habían visto una protesta tan organizada dentro de una conferencia climática.

Los líderes indígenas denunciaron que, aunque existen cientos de representantes acreditados

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