Hace 20 años que un presidente no entrega el poder a un sucesor del mismo signo político. La ciudadanía, alejada de los partidos y desconfiada de las instituciones, castiga a los mandatarios salientes
Este domingo se celebran las presidenciales en Chile, junto a las parlamentarias, y la sombra del péndulo chileno sobrevuela los resultados. Hace 20 años, en 2006, que un presidente no le entrega el poder a un sucesor de su mismo signo político. Fue con Ricardo Lagos , socialista, que pasó la banda presidencial a Michelle Bachelet , socialista también, que había sido su ministra de Salud y Defensa. Desde entonces, izquierda y derecha han gobernado Chile intercaladamente, como si los electores -enrabiados y desconfiados- castigaran a los incumbentes y siempre apostaran por un cambio. En

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