Bélgica , sede de las principales instituciones europeas e históricamente considerada uno de los territorios más estables del continente, vive inmersa en una crisis de seguridad que ya muchos describen como “sin precedentes” . Las advertencias de una jueza de instrucción de Amberes, que en una carta abierta alertaba de que el país “corre el riesgo de convertirse en un narcoestado” , han reactivado un debate que hace años que planea sobre el país. La magistrada, que tuvo que pasar cuatro meses escondida por amenazas relacionadas con casos de narcotráfico, denunciaba “una amenaza organizada que mina nuestras instituciones” y la existencia de unas “estructuras mafiosas que se han convertido en una fuerza paralela que desafía no solo a la policía, sino también al poder judicial”.

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