En los últimos dos años Sergio Massa se ha convertido en un cultor del perfil bajo. La contracara de la última década previa al 2023, donde siempre estuvo en la palestra pública y mediática por los lugares que ocupó dentro del sistema político argentino. No le pesa ese lugar actual en el que vive. Pero esa media sombra que lo cubre no le impide seguir teniendo una fuerte influencia en los acuerdos del peronismo. Sobre todo en la provincia de Buenos Aires.

No fue candidato en la última elección, como preveían muchos dirigentes, periodistas y analistas. Apareció en los tramos finales de las dos campañas (provincial y nacional) y estuvo arriba de los dos escenarios. El de las sonrisas y el triunfo aplastante del 7 de septiembre, y el de la derrota por 20.000 votos y las caras largas del 26

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