Casi cuatro décadas después de su hallazgo, la capacocha del Aconcagua -el niño inca de unos seis años encontrado en 1985 a 5.300 metros de altura- vuelve a ocupar el centro del debate. Lo que comenzó como un descubrimiento excepcional terminó convertido en un territorio de disputas entre científicos y comunidades originarias, con la intervención de organismos estatales. Incluso los andinistas que dieron con el cuerpo y el fardo funerario dieron su opinión sobre qué debería hacerse con este hallazgo ancestral.

Actualmente, el desafío es resolver cuál será finalmente su destino , y cómo narrar una historia cargada de tensiones, errores e interpretaciones cruzadas.

El arqueólogo Horacio Chiavazza, especialista en patrimonio y uno de los referentes que más ha estudiado el caso,

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