Decían en Pumas que Jorge Campos no se sentía el mejor, aunque sabían que lo era. Su afición por ser portero era lo que lo había llevado desde Acapulco a la Ciudad de México para jugar en Pumas. En 1988 debutó, pero Adolfo Ríos era un gran inconveniente para lo que deseaba. A pesar de eso, Campos siempre sonreía, bromeaba, alegraba los entrenamientos.
Pidió entonces ser delantero. En la portería no había espacio y tampoco para llevar el número 1 que le pertenecía al chileno Juan Carlos Vera, entonces jugaba con el 9 y una temporada estubo a punto de ser campeón goleador.
Ya en 1991 fue campeón con Pumas en el arco, agarrando un último tiro de Alejandro Dominguez. La consagración había llegado y con ello el llamado a la Selección Mexicana por parte de César Luis Menotti.
Hace 34 años J

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