A orillas del Manzanares, una voz resuena cada día en el Puente de Toledo. Es la de Agustín Vega, de 39 años y madrileño de adopción, aunque argentino de origen. Guitarra en mano, el cantante ha convertido este rincón entre Carabanchel y Arganzuela en su escenario. "Canto desde muy chiquito", explica Agustín. "Siempre fui el cantante de los actos del colegio, el actor… toda mi vida transcurrió con la música al 50%". Estos seis años desde que se mudó desde Buenos Aires compaginó esa pasión con trabajos más convencionales. Fue empleado en un estudio de abogados y llegó a dirigir una inmobiliaria en Madrid. Pero la idea de poder dedicarse a la música nunca desapareció del todo de su mente.
Fue un despido lo que marcó el punto de inflexión. "Me di cuenta de que estaba haciendo cosas que no qu

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