Tus hijas e hijos te dicen por la mañana que están cansados, aunque no se hayan dormido tan tarde. A lo mejor tú lo atribuyes a la tarea o al “scroll nocturno”, pero lo que está detrás podría ser más profundo: no es solo diversión, es un robo silencioso de sueño, salud y bienestar.

Dormir bien no es un lujo, es una necesidad —y más aún para quienes aún están creciendo—. La ciencia lo confirma: sacrificar el sueño en la niñez y adolescencia afecta no solo el estado de ánimo, sino también la salud física y mental. En diez años, ese déficit se puede pagar con ansiedad, depresión, baja concentración e incluso problemas más graves.

Parte del problema es que nuestras hijas e hijos ya no solo juegan videojuegos: están inmersos en redes sociales. Plataformas diseñadas para atraparlos, que mantie

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