Liberalidades Juan Carlos Girauta

El autócrata acorralado

Hace algo menos irracional que el caco dedicando el menguado tiempo de la huida a hacerse con más fajos

El autócrata, en su etapa final, me recuerda una escena típica de película de atracos. Los cacos han llegado a la cámara acorazada, pero antes han perdido segundos preciosos y la policía está al llegar. Lo que se llevan es considerable, pero uno de los malhechores, presa de la codicia, se vuelve irracional: sigue llenando las sacas de fajos de billetes, sin comprender que su ansia inoportuna está haciendo imposible la huida. Que en realidad está optando por no llevarse nada y, además, ser capturado y castigado junto con sus compinches. El espectador, por supuesto, está a favor del ladrón loco por apego al protagonista. Sin em

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