A lo largo de la historia, la comedia ha sido una de las mejores formas de cuestionar el poder y burlarse de él. Ya en la antigua Grecia, dramaturgos como Aristófanes se reían de los líderes y mostraban sus abusos. En la Edad Media, los bufones podían decirle al rey lo que nadie más se atrevía.
También hoy en día los cómicos ridiculizan el poder, señalan sus errores y los critican. Por eso, la risa, muchas veces, más que entretenimiento, funciona como una herramienta para mantener la democracia viva y la sociedad alerta.
Por ejemplo, en Estados Unidos, la crítica y la sátira política tienen una historia larga. En el siglo XVIII, los colonos ya se burlaban del gobierno británico con caricaturas y escritos. Benjamin Franklin usaba la sátira para cuestionar a los británicos durante la indep

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