El documental de Netflix utiliza un pequeño crimen real para hablar de racismo, leyes anticuadas, miedo y el control de armas en EE UU

A veces los thrillers más sórdidos aparecen en el patio de una casa. A veces las historias más relevantes y políticas pueden surgir de una riña vecinal. La directora Geeta Gandbhir, de hecho, llegó al crimen del documental La vecina perfecta cuando su cuñada le pidió un favor: ayudar a hacer justicia por Ajika Owens, una amiga de Florida asesinada por su vecina. Ni siquiera pensaba en convertir la historia en película, pero poco a poco descubrió que este relato atesoraba un debate sobre leyes poco actualizadas que le serviría para hablar de racismo, acceso a las armas, desprotección jurídica e incluso el concepto del miedo. Todo desde la perspectiva

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