Náusea, vómito, repulsión, hastío. Cuatro de un sinnúmero de sinónimos del sustantivo asco, la emoción intensa de desagrado y repugnancia que despierta Armando Benedetti. El país se acostumbró a su trasegar sórdido y estilo pendenciero, que no halla límite. El irrespeto e insulto a la magistrada Lombana es una gota más de sus atropellos, por cuenta de las acciones penales que se siguen en su contra y que es urgente se resuelvan.
Son varios los casos de corrupción por los que la Corte Suprema de Justicia lo investiga. Uno, por favorecimiento a su aliado y financiador político Euclides Torres a través de un proyecto de ley exigiendo nuevos requisitos a los celadores que portaran armas y que solo dos empresas de la época podían cumplirlos, una de ellas propiedad del controvertido contratista

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