El sueño de levantar una ciudad lineal en mitad del desierto saudí se ha ido desdibujando a medida que la magnitud de The Line ha chocado con las leyes de la física y con los límites del dinero disponible. La idea de construir una urbe futurista de acero y cristal concebida para redefinir el modo de vida en Arabia Saudí se enfrenta ahora a la realidad de una ejecución parcial, mucho más reducida que la que se presentó como un emblema de la modernización del reino.
Lo que empezó como una demostración de poder y tecnología se ha transformado en una advertencia sobre los riesgos de la grandilocuencia arquitectónica , un reflejo de las promesas que se diluyen antes de completarse.
La magnitud del proyecto se desploma mientras los costes superan cualquier previsión inicial
El Financial Times informó de que la megaciudad saudí ha quedado recortada a solo 2,4 kilómetros de construcción efectiva frente a los 170 proyectados . El objetivo inicial de albergar a 1,5 millones de residentes ha pasado a unos 300.000, y el calendario de entrega ha perdido toda precisión.
Neom , el complejo más amplio al que pertenece The Line, mantiene la iniciativa como prioridad estratégica, aunque reconoce que se trata de un desarrollo “multigeneracional de una escala y complejidad sin precedentes”. La primera fase, que debía culminar en 2030, avanza a un ritmo cada vez menor , con una inversión que ya supera los 50.000 millones de dólares y una financiación exterior que no llega.

El proyecto nació de una idea personal del príncipe heredero Mohammed bin Salman , que en 2017 impulsó Neom como un símbolo de la Arabia Saudí pospetrolera. Según un documental emitido por Discovery Channel en 2023, el propio príncipe planteó transformar un plan urbano de 2 kilómetros de ancho en dos torres enfrentadas que se extendieran de forma continua a lo largo del desierto. “Quiero que sea contigua y reflejada”, dijo a su equipo, en un diseño que debía alcanzar 500 metros de altura y convertirse en la estructura más ambiciosa jamás construida. Aquella visión de una ciudad suspendida, sin calles ni coches, debía representar el salto del país hacia una economía digital y sostenible.
La concepción técnica de The Line preveía un muro de acero y vidrio con dos caras paralelas unidas por plataformas y trenes de alta velocidad. Los cálculos iniciales prometían desplazamientos completos en apenas 20 minutos y un acceso universal a los servicios en cinco . Las estimaciones presupuestarias alcanzaron cifras desorbitadas: 1,6 billones de dólares según los primeros cálculos y hasta 4,5 billones en revisiones posteriores, una cifra equiparable a la economía anual de Alemania.
Cada módulo de 800 metros exigía más de 3 millones de toneladas de acero estructural y más de 5 millones de metros cúbicos de hormigón. Uno de los responsables del diseño recordó que incluso se planeaba colgar un edificio de 30 plantas bajo un arco , suspendido sobre una marina artificial excavada en la arena.
La falta de fondos y la retirada de socios internacionales agravan el frenazo
Los avances, sin embargo, se toparon con dificultades de todo tipo. El aumento del coste de los materiales y la falta de una red logística capaz de abastecer el volumen necesario ralentizaron la construcción. A ello se sumó el descenso del Fondo de Inversión Pública saudí, la principal fuente de financiación del proyecto, que según The Wall Street Journal se redujo a unos 15.000 millones de dólares en febrero de 2024 .

Reuters añadió que las autoridades priorizaban ahora inversiones con retorno más seguro. Uno de los golpes más significativos fue la cancelación de la planta desalinizadora de Oxagon , valorada entre 1.500 y 2.000 millones de dólares, que debía suministrar el 30% del agua de la ciudad.
La retirada de empresas extranjeras afectó directamente a la credibilidad del proyecto. Ingenieros y antiguos empleados de Neom explicaron al Financial Times que la construcción de los módulos iniciales requería volúmenes de cemento superiores a la producción anual de Francia. En ese mismo reportaje, un diseñador afirmó que el coste de los revestimientos equivaldría al total de la producción mundial del mayor fabricante del sector. Algunos admitieron que los cálculos se revisaban sobre ilustraciones antes de realizar estudios de viabilidad , con la instrucción de que “ahora tenéis que hacerlo posible”.
Esta nueva situación cambia el sentido de Neom y deja en evidencia la fragilidad del modelo saudí
La reducción de The Line no solo limita su extensión, también altera el sentido original de Neom . Lo que se concibió como un centro urbano sin emisiones, sostenido por energías limpias, se ha convertido en una construcción fragmentada y dependiente del tiempo político del príncipe heredero.
La ralentización del conjunto coincide con un descenso de la confianza internacional en los megaproyectos saudíes , cada vez más cuestionados por sus costes y por los desplazamientos forzados de comunidades en la zona desértica donde se levantan.
En la actualidad, los informes internos hablan de una ejecución parcial que prioriza el estudio técnico sobre el avance físico . Trojena, el resort de montaña destinado a acoger los Juegos Asiáticos de Invierno de 2029, sigue en marcha, mientras que The Line permanece como una franja interrumpida de cimientos en el desierto. La imagen de una ciudad suspendida entre espejos ha perdido su impulso inicial, pero sigue siendo el emblema de un país decidido a demostrar su poder mediante la arquitectura, aunque el terreno se resista a construir sus enormes sueños.

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