Charlotte, la ciudad más grande de Carolina del Norte, se ha convertido en el centro de una reciente operación antiinmigración del Departamento de Seguridad Nacional (DHS). Esta acción ha generado inquietud entre los residentes y líderes locales, quienes se preguntan por qué Charlotte fue elegida como objetivo, dado que no había sido mencionada anteriormente por la administración Trump como un área de mayor control migratorio.
La operación, que se llevó a cabo el pasado fin de semana, resultó en la detención de al menos 81 personas. Según el DHS, el objetivo de esta acción es abordar la presencia de inmigrantes ilegales con antecedentes penales en la región. Sin embargo, muchos líderes demócratas de la ciudad han calificado esta medida como una maniobra política, especialmente con las elecciones de medio término a la vista. La concejala Dimple Ajmera afirmó: "Esta administración basó su campaña en una retórica antiinmigrante para obtener réditos políticos".
Charlotte, que ha visto una disminución en la delincuencia del 8% en el último año, se encuentra a cientos de kilómetros de las fronteras norte y sur. A pesar de no ser una "ciudad santuario", ha sido designada como una "ciudad acogedora certificada", lo que refleja su compromiso con la inclusión de inmigrantes. En 2023, aproximadamente el 18,2% de la población de Charlotte era extranjera, casi el doble que en el resto del estado.
El sheriff del condado de Mecklenburg, Garry McFadden, había terminado en 2018 la colaboración del condado con el ICE, lo que ha generado tensiones con funcionarios republicanos. La reciente operación ha suscitado temores en la comunidad, especialmente tras el asesinato de una refugiada ucraniana en el transporte público, un caso que fue utilizado por el presidente Trump para argumentar sobre la delincuencia en ciudades gobernadas por demócratas.
Gregory Bovino, un alto funcionario de la Patrulla Fronteriza, defendió la operación, afirmando que es crucial para la seguridad fronteriza. En un comunicado, el DHS indicó que "casi 1.400 órdenes de detención en Carolina del Norte no se han cumplido", lo que ha permitido la liberación de inmigrantes indocumentados con antecedentes penales.
La Carolina Migrant Network, una organización sin fines de lucro, ha reportado un aumento en las acciones hostiles, incluyendo arrestos de ciudadanos estadounidenses y agresiones físicas. En respuesta a la operación, se llevaron a cabo protestas en Charlotte, donde varios negocios, incluida una panadería colombiana, cerraron temporalmente debido a la presencia de agentes federales.
El alcalde interino Danté Anderson expresó que hay "miedo y ansiedad generalizados" en la ciudad. La situación ha llevado a un debate más amplio sobre las políticas de inmigración y la seguridad pública en Carolina del Norte, en un contexto de creciente tensión política y social.

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