La extrema derecha se dispone a tomar el poder en una de las democracias más robustas de América Latina

En una región marcada por tensiones políticas, instituciones débiles y pulsiones autoritarias, Chile volvió a demostrar este domingo una de sus principales fortalezas: su institucionalidad democrática. En una jornada electoral sin incidentes y un recuento rápido y confiable, el país puso en marcha lo que se percibe como un nuevo cambio de ciclo . Lo hizo con la naturalidad con la que las democracias maduras alternan proyectos, evalúan gestiones y recompensan o castigan rumbos. En tiempos en los que la antipolítica es una herramienta de campaña y no un síntoma que deba atenderse, esa normalidad es, en sí misma, una victoria democrática.

La foto que dejan las elecciones en primera vuel

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