Tras años relegado a un papel secundario, el papel pintado se ha convertido en una de las soluciones decorativas más versátiles para transformar cualquier estancia sin necesidad de hacer grandes obras. Su secreto está en la enorme variedad de diseños, texturas y acabados disponibles, capaces de encajar en interiores minimalistas, clásicos, rústicos o más atrevidos.
Gracias a esta diversidad, es posible probar estilos y combinaciones sin miedo a equivocarse. Desde diseños tradicionales hasta opciones contemporáneas, temáticas o creadas a medida, el papel pintado se posiciona como un aliado perfecto para transformar cualquier vivienda con comodidad y efectos visuales novedosos.
El papel pintado se ha convertido en un recurso habitual para transformar la casa, en gran parte por la enorme diversidad de estampados disponibles. Hay propuestas que imitan ladrillo blanco para lograr un estilo suave, otras que reproducen madera y llenan de calidez el salón, y diseños florales que añaden color y movimiento a cualquier habitación.
Asimismo, el papel pintado resulta especialmente práctico en viviendas de alquiler. Permite personalizar los espacios sin realizar cambios permanentes y puede retirarse fácilmente al marcharnos, dejando la vivienda tal y como estaba.
Decidir personalizar una estancia puede resultar tan ilusionante como abrumador, especialmente si lo comparamos con el proceso de pintar. La pintura exige una preparación laboriosa: brochas, rodillos, bandejas, cintas para proteger rodapiés y enchufes, paños e incluso imprimación en algunos casos. A ello se suma un mantenimiento constante y la aparición inevitable de desconchones con el paso del tiempo, además de la necesidad de calcular cuántas capas harán falta para lograr un acabado uniforme.
Pintar también implica una preparación intensa: hay que mover muebles, cubrirlos, proteger el suelo y aplicar cinta en puertas, ventanas y enchufes, porque una vez seca la pintura es difícil limpiarla. Y, por si fuera poco, hay que esperar el secado entre capas, lo que convierte la tarea en un proceso largo.
Por el contrario, el papel pintado simplifica mucho la renovación. Solo requiere medir la pared, planificar dónde irá cada tira y comprar la cantidad justa. Su sistema autoadhesivo hace que la colocación sea rápida, limpia y, a largo plazo, más económica.
Cómo quitar el papel pintado de la pared

Con el paso del tiempo, es normal que surja el deseo de renovar la decoración de nuestra casa. Del mismo modo que cambiamos los muebles con relativa facilidad, también podemos sustituir el papel pintado por otro diseño o, simplemente, aplicar una nueva capa de pintura para darle un aire distinto a la estancia. Asimismo, puede darse el caso de que nos mudemos de una vivienda de alquiler y necesitemos retirar todas las modificaciones que hemos realizado para dejarla tal y como la encontramos.
En cualquier de estas situaciones, lo último que deseamos, ya sea en plena reforma o en pleno proceso de mudanza, es invertir días enteros en quitar el papel pintado o raspar las paredes para eliminar hasta el último resto de pegamento. Por ello, contar con un método práctico, rápido y eficaz es fundamental para facilitar el trabajo y evitar complicaciones innecesarias.
Para realizar esta tarea vamos a necesitar los siguientes materiales:
- Guantes de goma
- Esponjas
- Líquido de lavavajillas
- Un cubo
- Agua caliente o templada
- Vinagre destilado
- Espátula o raspador de pintura
- Paños de microfibra
- Escalera
- Bolsas de basura
- Bicarbonato de sodio
- Quita pegamento para papel tapiz (opcional)
En primer lugar, necesitamos preparar adecuadamente la zona de trabajo. Si es posible, conviene sacar los muebles de la habitación o, en caso contrario, basta con apartarlos de la pared donde se encuentra el papel pintado, colocándolos en el centro o en el extremo opuesto de la estancia. Después, los cubrimos con un plástico o, en su defecto, con bolsas de basura.
Seguidamente, utilizamos la cinta adhesiva para cubrir los enchufes e interruptores eléctricos, de modo que la solución húmeda que aplicaremos más adelante no cause problemas eléctricos. Resulta aún más seguro cortar la electricidad de la habitación. También es importante proteger el suelo con plásticos especialmente en la zona cercana a la pared que vamos a tratar.
A continuación, preparamos la solución de limpieza que nos permitirá eliminar el pegamento y dejar una superficie limpia y lisa. El componente base es un cubo con agua caliente, sin que llegue a quemar, al cual podemos añadir una de estas tres alternativas:
- Por un lado, unas gotas de lavavajillas, que funciona en la mayoría de las pastas usadas para papel pintado. Basta con mezclarlo y aplicar la solución con una esponja húmeda.
- Por otro lado, vinagre, ideal para zonas más complicada donde el adhesivo es más resistente. Se recomienda mezclar cuatro litros de agua con cuatro litros de vinagre destilado
- Otra opción es añadir dos cucharadas de bicarbonato de sodio a cuatro litros de agua.
Existe también una alternativa adicional, el quita pegamento para papel tapiz, útil cuando las otras soluciones no funcionan. Este tipo de productos contienen agentes químicos que disuelven rápidamente la pasta, por lo que es importante seguir las instrucciones del recipiente.
Una vez elegida la mezcla, sumergimos la esponja en la solución y comenzamos a ablandar el pegamento. Es fundamental humedecer bien la zona sin frotar al principio. Lo ideal es trabajar por secciones pequeñas, empapando cada área y dejándola reposar unos minutos.
Después, con un paño de microfibra mojado en la solución, limpiamos la superficie. En este punto, el pegamento debería haberse ablandado, por lo que es posible retirarlo fácilmente.
No obstante, si aparecen zonas más rebeldes, podemos remover el pegamento con ayuda de una espátula de forma suave, si aun así no cede, humedecemos el paño de microfibra en un poco de bicarbonato de sodio seco y frotamos con suavidad.
En caso extremo, recurrimos al removedor químico. Es fundamental asegurarnos de eliminar todo el pegamento para que no afecte a futuros proyectos decorativos.
Por último, revisamos las zonas donde colocamos cinta adhesiva y las retiramos con cuidado. Una vez completado este paso, limpiamos las paredes con agua limpia y un paño de microfibras nuevo, usando la solución elegida previamente. Finalmente, secamos la superficie con una toalla limpia para dejarla completamente a punto.

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