En las grandes ciudades, l os barrios más ricos suelen tener más árboles, más aves y, en definitiva, más espacios verdes. Este fenómeno, conocido como “efecto lujo”, revela una desigualdad ambiental que se repite desde Nueva York a Londres y de Pekín a Ciudad del Cabo: el acceso a la naturaleza también depende del bienestar económico.

Mientras en Brasil se celebra la COP30, con la biodiversidad y la justicia ambiental en el centro del debate, un estudio coordinado por la Universidad de Turín aporta una nueva perspectiva: la desigualdad ecológica dentro de las ciudades.

“La biodiversidad urbana es clave para entender las interacciones entre las personas y la naturaleza y cómo podemos convivir en armonía con ella “, explica a EFE Irene Regaiolo, bióloga y autora principal de la in

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