Un domingo de verano después de misa, sin apenas operarios en su finca y arropado por sus nietos, Álvaro Domecq Romero, Alvarito para los amigos, nos abrió las puertas de Los Alburejos , el bastión de su familia donde pastaba la ganadería de Torrestrella, nombre que recibía su vacada en un cortijo que estaba amparado por una antigua fortaleza morisca , el castillo precisamente de Torre Estrella, dentro de 600 hectáreas ubicadas en el término municipal de Medina Sidonia ( Cádiz ).

Lo mejor que se le puede ver a un hombre de campo como era Álvaro Domecq, que ha fallecido este lunes a los 85 años , era sus entrañas, esa ráfaga basculante de su profundidad corrosiva como primera toma de contacto y que no perdía con el tiempo, cuando descolgaba el teléfono cada vez que lo requerí

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