A veces las grandes amenazas no llegan con titulares estruendosos, narcos con gafas oscuras o laboratorios escondidos en la selva. A veces llegan en silencio, como un polvo blanco envuelto en plástico, oculto bajo una piedra en un parque, esperando que un adolescente siga unas coordenadas enviadas por la plataforma digital Telegram. Así opera hoy la mefedrona: una droga sintética que devora a la juventud rusa y que, según expertos en seguridad y salud pública, ya empezó a cruzar hacia Europa y América.

Mientras el mundo pone su atención en el fentanilo, en Rusia se desarrolla otra tragedia que avanza a gran velocidad y casi sin cobertura internacional.

Una droga con apariencia de inocencia

La mefedrona , conocida como “miau miau” o “meow-meow”, parece diseñada para no parecer una dr

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