En los últimos años, el seguimiento de asteroides cercanos a la Tierra se ha convertido en una de las prioridades de la comunidad científica internacional. Recientemente, la NASA , a través de su Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS, por sus siglas en inglés), ha emitido un aviso dirigido a España: el asteroide 2024 YR4 , detectado a finales de 2024, podría acercarse a nuestro planeta de forma significativa a partir de 2026.
El asteroide 2024 YR4 es un objeto cercano a la Tierra, con una órbita que lo lleva al interior de la región terrestre del Sistema Solar, y se calcula que mide entre 40 y 90 metros de ancho. Aunque se ha descartado la probabilidad de un impacto con nuestro planeta el 22 de diciembre de 2032 , su tamaño y la superación del umbral de riesgo del 1% hacen que sea de especial interés para la defensa planetaria. Una nave espacial que sirva de vehículo de colisión cinética, como la misión Prueba de Redireccionamiento del Asteroide Doble (DART, por sus siglas en inglés) de la NASA es una técnica de desviación de asteroides que se podría usar en el futuro para ocuparnos de un asteroide potencialmente peligroso.
El aviso de la NASA a España sobre el asteroide 2024 YR4
«El informe sobre 2024 YR4 fue notificado por primera vez al Centro de Planetas Menores (el centro internacional de intercambio de información sobre cuerpos celestes pequeños y los datos de medición de sus posiciones) por el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS, por sus siglas en inglés), un organismo financiado por la NASA, el 27 de enero de 2025 desde Chile. ATLAS se compone de varios telescopios en diferentes lugares del mundo y es administrado por el Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái».
Según los informes preliminares, 2024 YR4 viaja a una velocidad aproximada de 28.000 km/h, y los científicos aseguran que su acercamiento a la Tierra provocará efectos observables y medibles en 2026. El astrónomo principal del programa de objetos cercanos de la NASA, Paul Chodas , subraya la necesidad de prepararse ante este tipo de fenómenos: «no estamos preparados para lo que se avecina a partir de 2026. El motivo de esta afirmación es que Europa todavía no cuenta con sistemas de defensa planetaria completamente funcionales.
La preocupación principal radica en los efectos secundarios que la proximidad del asteroide podría ocasionar en la Península Ibérica el próximo año. Entre estos efectos se mencionan posibles alteraciones en patrones climáticos, perturbaciones en sistemas satelitales, interferencias en la navegación GPS y un aumento temporal de radiación cósmica, con posibles repercusiones en la salud pública y la agricultura.
«Si el asteroide entrara en la atmósfera sobre una región poblada, una explosión en el aire de un objeto en el lado más pequeño del rango de tamaño, de unos 40 a 60 metros (130 a 200 pies), podría romper ventanas o causar daños estructurales de menor importancia en una ciudad. Un asteroide con un tamaño de unos 90 metros (300 pies), lo cual es mucho menos probable, podría causar daños más graves, y podría derribar estructuras residenciales en una ciudad y romper ventanas en regiones más grandes».
¿Existe riesgo de impacto?
En los últimos meses, la información sobre 2024 YR4 ha ido evolucionando. Inicialmente, las estimaciones indicaban una posibilidad de impacto terrestre en torno al 22 de diciembre de 2032, con una probabilidad de hasta el 3,1%. Sin embargo, a medida que se acumularon más observaciones, los científicos pudieron refinar la órbita del asteroide y reducir la incertidumbre, descartando finalmente un riesgo directo de colisión con la Tierra .
Sin embargo, 2024 YR4 seguirá siendo relevante desde el punto de vista científico. Su paso cercano podría acercarse lo suficiente a la Luna como para generar fragmentos que, al desprenderse, podrían dirigirse hacia nuestro planeta. Si bien estos fragmentos no representan un peligro significativo para la población, su caída podría provocar lluvias de meteoritos visibles en la superficie terrestre.
Asteroides, cometas y meteoros
En los inicios del Sistema Solar, una vasta nube de polvo y gas rodeaba al Sol. Las partículas de esta nube colisionaron entre sí, formando fragmentos de roca que, mediante un proceso gradual conocido como acreción, dieron lugar a los planetas que conocemos hoy. Sin embargo, miles de millones de pequeñas rocas no lograron integrarse en planetas y quedaron flotando en el espacio; a éstas les llamamos asteroides, cometas y meteoritos. Muchos de estos cuerpos han cambiado muy poco en los 4.600 millones de años desde su formación .
Gracias a la exploración robótica, la NASA ha podido acercarse a asteroides y cometas, incluso traer muestras a nuestro planeta, como sucedió con la misión Stardust, que descubrió glicina, un aminoácido esencial para la vida, en el polvo de un cometa. La detección temprana y el rastreo de Objetos Cercanos a la Tierra (OCT) permiten evaluar amenazas y diseñar estrategias de mitigación. La Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA supervisa la identificación, seguimiento y estudio de estos cuerpos.

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