Hablar de igualdad y equidad de género en un país como México representa recorrer, por un lado, un sendero de esperanza y avances importantes, y, por el otro, aunque duela, una asignatura muy pendiente. Es inconcebible, por lo aberrante, que en el México oscuro y de contrastes de hoy, todavía se vendan hijas a cambio de animales en Chiapas, Guerrero o Oaxaca, se asesinen, desaparezcan y maltraten miles de mujeres al año mediante violencia física y psicológica, que incluye la violencia digital y la vicaria, y que se sigua manejando un lenguaje impropio e irrespetuoso hacia este sector de la población. El ámbito científico no es ajeno a este problema, aunque ha habido avances significativos en la dirección correcta. Un hecho muy reciente constata el cambio paulatino que se viene dando: la

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