Hay pocos viajes más fascinantes que uno a todos los mundos que encierra una tienda de antigüedades o la casa de un coleccionista, Pepín Muñiz, por ejemplo, donde convive un limosnero, con su propio ataúd o un libró erótico de tres tomos titulado algo así como 'Las aventuras eróticas de una ladilla', que narra el viaje de ilustres pelvis en pelvis de la gran protagonista. Solo allí puedes mirarte en grandes espejos con marcos de oro -si el cuerpo te lo permite- antes de detenerte en viejos muebles y viejas palabras, saltar de la alacena al aparador, de la trona al reloj de pared, de la cámara de fuelle a la linterna mágica, de la máquina de coser a la de escribir y del molinillo a un histórico arpa que encierra la sorprendente historia de un músico callejero. Porque lo mejor de las tiendas

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