Con las primeras jornadas de calor intenso en Córdoba, se repite una postal que cada año gana protagonismo en las calles y rutas: autos detenidos con el capó levantado por fallas vinculadas al sobrecalentamiento. Las altas temperaturas afectan a varios componentes del vehículo, desde el sistema de refrigeración hasta la pintura exterior, por lo que mantener una rutina de control y prevención se vuelve indispensable.
Uno de los puntos más sensibles es el motor. En días de más de 30°C, el sistema de refrigeración trabaja al límite y cualquier pérdida de líquido o falla en las mangueras puede generar un aumento brusco de temperatura. Chequear el nivel de refrigerante y observar el estado de las conexiones es clave, sobre todo antes de viajes largos o recorridos urbanos con tránsito denso.
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