El que transitamos fue un año bisagra para el Real Estate argentino. Comenzó envuelto en un clima de cautela, con proyectos demorados, operaciones paralizadas y una sociedad expectante; pero terminó con señales claras de reactivación: la vuelta del crédito hipotecario, la baja de tasas y una mayor estabilidad macroeconómica generaron las condiciones necesarias para poner en marcha al motor más potente de la economía: la construcción.

Este fue el año en que la esperanza volvió al Real Estate argentino. Después de años de incertidumbre, la gente volvió a proyectar, a soñar, a planificar su casa propia . Y eso no es menor: cuando una familia puede acceder a su vivienda, todo se enciende. La obra, el empleo, el comercio, la confianza. El crédito es el motor social y económico

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