San Fernando (Trinidad y Tobago), 19 nov (EFE).- El agricultor Marlon Mahabir no se imagina su negocio sin los migrantes venezolanos. Con la drástica reducción de permisos de trabajo impuesta por el Gobierno de Trinidad, a raíz de las tensiones entre Estados Unidos y Venezuela, numerosos empresarios auguran un duro golpe para la economía del país.
«Estos migrantes son honestos y trabajadores. Tengo doce venezolanos en mis campos que han contribuido al crecimiento de mi finca. Deportarlos les perjudicaría no solo a ellos, sino también a nuestra economía», asegura a EFE Mahabir.
Uno de sus empleados es Luis Paladino, de 29 años, quien dejó a su familia en Venezuela hace siete años y trabaja los siete días de la semana, pero optando por la discreción y pasando noches en vela debido a las am

Diario de Los Andes

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