Ha habido que esperar cerca de año y medio, pero el edificio protegido pintado de un estridente color en plena plaza del Corrillo luce al fin con el tono que le corresponde, similar al original y en línea con un edificio anejo. Y, lo más importante, acorde a las indicaciones de patrimonio que exigió a los propietarios corregir la decisión de pintarlo de amarillo intenso a brochazos.

El asunto viene de febrero de 2024 cuando se procede a una actuación en el edificio, que está protegido en el catálogo municipal y se encuentra en un lugar sensible, en pleno centro histórico. Sus propietarios decidieron repintar la fachada y balcones y se le retiró el cartel de una histórica sastrería. El problema es que para la pintura se eligió un tono muy fuerte de amarillo que no era, ni mucho menos, el o

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