Mucho gusto

Por: Alberto LLANES

La escritura debe ser una tabla de salvación a la que nos podamos aferrar para sobrevivir en este mundo cada más feroz. Uno es estudiante y no sabe las atrocidades que ofrece en campo laboral. Puede sonar fuerte a-tro-ci-da-des pero de pronto se dan estos casos, aunque también tiene sus ventajas, como todo.

Era el año de 1993 cuando entré a laborar por primera vez cotizando ante el seguro social. En ese entonces yo tenía quince años, eran los noventa, década maravillosa donde se podían hacer muchas cosas, incluyendo ingresar a laborar siendo menor de edad y cotizando al Seguro Social.

Antes de eso había tenido otros trabajos, estoy trabajando desde los ocho años. Empecé de paquetero en las tiendas El paraíso en plaza del rey, yo vivía en la calle Jiménez

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