Hay momentos que retratan todo un carácter, una manera de hacer y de pensar. La escena de ayer en el Parlament , con la consellera Romero mencionando los famosos “18 meses para hacer la independencia”, con esa ironía con la que a menudo se disfraza el empacho del poder, incomodó a Junts (que a través de Toni Castellà le recordó que el referéndum, contra todo pronóstico, se celebró) y a ERC (Josep Maria Jové la dejó clavada en el escaño para decirle que no frivolizara con el 1-O). Pero, sobre todo, evidenció un estilo (un capteniment , en lenguaje parlamentario) que desde hace años sobrevuela la política catalana: la condescendencia sistemática hacia el independentismo . Un ademán que no es accidental ni anecdótico, sino estructural. De estructura mental, quiero decir. De perdon

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