Cuando a la diez de la mañana del jueves 20 de noviembre de 1975 un compungido Carlos Arias Navarro comparecía ante las cámaras de Televisión Española para comunicar el fallecimiento del general Francisco Franco – “Españoles, Franco ha muerto” – y leer su testamento político, lo que en realidad hacía era certificar a la vez dos defunciones: la del dictador que durante casi cuatro décadas había mantenido un poder omnímodo, basado en el miedo y la represión, y la del sistema político que, mediante una compleja coalición de intereses, había permitido mantener ese régimen. Con la perspectiva que da el medio siglo transcurrido se puede afirmar que Franco y el franquismo murieron el mismo día, pero ambos venían desde tiempo atrás experimentando un deterioro, físico en el primer caso, social
Tiempo de agonía e incertidumbres: “Españoles, Franco ha muerto”
Málaga Hoy2 hrs ago
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