La Cumbre Mundial del Clima colocó el océano como última defensa climática: por qué el futuro del planeta se juega en la COP30 de Belém en el centro de la política climática global, un giro que redefine la lucha contra el calentamiento y deja en claro que la humanidad solo podrá enfrentar la crisis si protege el mayor regulador climático de la Tierra.

El océano ocupa más del 70% del planeta y sostiene procesos físicos, químicos y biológicos que permiten que la vida exista.

Aunque su rol fue históricamente relegado en las negociaciones climáticas, la COP30 en Belém modificó ese panorama y avanzó hacia un reconocimiento explícito: sin océanos sanos, no hay regulación climática. La comunidad internacional escuchó con claridad un mensaje que combinó urgencia, evidencia científica y una propu

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