¿Cuántas hierbas aromáticas tienes y usas en tu cocina? Tanto el cilantro como el perejil, el orégano, el tomillo, la albahaca o la hierbabuena no solo aportan sabor, sino que también pueden ser clave para enriquecer tus comidas con nutrientes, aromas y mucha personalidad. La hierbabuena, también conocida como 'yerbabuena' o menta de jardín, cuyo nombre científico es 'mentha spicata' se ha utilizado desde hace siglos tanto en la cocina como en la medicina tradicional debido a sus múltiples beneficios.
Agregar hierbabuena al cocido o a las sopas puede parecer un gesto pequeño, casi insignificante, pero en realidad es una de esas decisiones sencilla que marcan una gran diferencia. A veces no hace falta cambiar muchos ingredientes en una receta para darle un aire renovado, basta con sumar un toque fresco, natural y aromático. La hierbabuena, con su esencia vibrante y refrescante, es ese detalle que transforma, sorprende y conquista desde el primer sorbo. Así, una cucharada aderezada con este condimento puede convertir un plato tradicional en una experiencia más ligera y agradable.
En gastronomía destaca por su sabor delicado y ligeramente dulce, más suave que otras mentas como la piperita, lo que la convierte en un complemento ideal para platos fríos o calientes, bebidas como infusiones e incluso postres. Además, la hierbabuena se consume como bebida en infusiones y se utiliza como hierba aromática, siendo protagonista en caramelos, chicles, helados y distintas preparaciones de repostería. También se emplea para aderezar ensaladas, sopas, carnes de caza o de cordero, e incluso es esencial para uno de los cócteles más famosos del mundo, el mojito cubano.
Seguramente la hierbabuena es uno de esos ingredientes que compras habitualmente, ya sea en bote de especias del supermercado o recién cortada en mercados locales. Y no es casualidad, su textura, aroma y sabor la convierte en una aliada perfecta para transformar recetas tradicionales, como el cocido o la sopa, sin llegar a dominarlas.
Su sabor particular se integra con equilibrio en la mezcla de los ingredientes, aportando un matiz que sorprende desde el primer momento. No solo realza el característico sabor del plato, sino que añade un toque que lo eleva, haciéndolo aún más ligero, aromático y apetecible.
Por si fuera poco, la hierbabuena tiene propiedades naturales que pueden aliviar molestias como la indigestión, los gases o los cólicos. Lo que está claro es que, en la cocina ofrece un frescor natural que realza cualquier plato, aportando bienestar y sabor en cada bocado.
Receta de caldo de puchero con hierbabuena

Hay recetas que no solo alimentan, sino que reconfortan. El caldo de puchero es una de ellas. Al añadirle hierbabuena, lo transformamos sin alterar su esencia. Este condimento le aporta un frescor natural que se funde con el sabor profundo del caldo. Estos son los ingredientes para cuatro comensales:
- Medio kilo de garbanzos
- Media gallina, preferiblemente muslo y contramuslo
- 300 gramos de jarrete de ternera
- Dos zanahorias, unos 200 gramos
- Tres patatas, unos 400 gramos
- Un hueso blanco salado
- Un hueso de costilla de cerdo salado
- Un hueso de jamón
- Dos puerros, unos 350 gramos
- Dos tallos de apio
- Un nabo pequeño y una chirivía
- Un buen manojo de hierbabuena
Antes de comenzar, es importante recordar que los garbanzos deben ponerse a remojo la noche anterior, o al menos durante doce horas en agua fría, para que se hidraten correctamente y se cocinen de forma uniforme.
En primer lugar, cogemos una olla amplia convencional u olla rápida (los tiempos variarán en función de la que utilicemos). A continuación, colocamos en el fondo la carne, los huesos, previamente lavados con un chorro de agua fría para eliminar el exceso de sal, y los garbanzos escurridos. Seguidamente, llenamos con agua mineral hasta cubrir todos los ingredientes. Luego, ponemos la olla a fuego medio-alto para que comience la cocción.
Mientras tanto, lavamos cuidadosamente las verduras. Vamos a trocear las patatas y las zanahorias en piezas medianas. Por otra parte, cortamos en láminas los puerros, el apio, el nabo y la chirivía. Cuando todo esté listo, lo incorporamos a la olla y esperamos a que empiece a hervir. En ese momento, retiramos la espuma que se forma en la superficie, con el fin de obtener un caldo limpio y claro.
Llegados a este punto, tapamos la olla si es a presión o, si es convencional, bajamos el fuego y dejamos cocer durante aproximadamente tres horas a fuego lento. En el caso de utilizar la olla exprés, la cerramos y, una vez la válvula suba, cocinamos unos 40 minutos a fuego medio.
Transcurrido ese tiempo y cuando la olla esté sin presión, la abrimos y dejamos hervir destapada durante unos 20 minutos más, para que el caldo se reduzca y concentre mejor sus sabores, alcanzado la consistencia deseada. Si fuera necesario, añadimos un poco más de agua para equilibrar textura y sabor. Finalmente, al servir, colocamos unas hojas frescas de hierbabuena en la taza o plato hondo y vertemos el caldo bien caliente. Este sencillo gesto aporta un aroma delicado y un toque refrescante que eleva el plato.

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