La relación entre niños y perros no solo está llena de juegos y complicidad, también puede ser una poderosa herramienta de desarrollo emocional. En muchos hogares, la presencia de un perro actúa como un puente hacia valores esenciales como la empatía, la responsabilidad y el compromiso.

Pero, ¿qué hay detrás de este efecto tan profundo? Según Elisenda Saperas, veterinaria y responsable de comunicación de Purina, existe un conjunto de mecanismos psicológicos que explican por qué crecer junto a un perro puede beneficiar enormemente a los más jóvenes.

Saperas destaca que "el cuidado de un perro estimula la empatía a través de la identificación emocional y el aprendizaje de la responsabilidad afectiva". En el día a día, los niños aprenden a reconocer señales, necesidades y emociones del anim

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