Pecados capitales Mayte Alcaraz
Ay, Paqui, Paqui
Pero mi arrabalera preferida es Paqui. Así, sin apellidos. Como la conocían, las dependientas de El Corte Inglés, entre las que era una más. Su tarjeta pagada por la trama, que dirigían al alimón Cerdán y Ábalos, era un salvoconducto infalible
Las mujeres de nuestros corruptos son damas aguerridas. Defienden la cosa nostra con vehemencia, a gritos si es necesario, porque saben sacar el genio que llevan dentro cuando ven caerse el tinglado, bien alimentado por los ingresos robados a las arcas públicas por parte de sus abnegados hombres. Les va mucho en ello: por eso se ponen como se ponen. Estas esposas tienen especial inquina a los periodistas, porque son esos señores largones que desenmascaran el negociete familiar del que viven. Si

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