Esa ciudad sin sueño a la que se dedica la película de Guillermo Galoe no es, en realidad, una ciudad, sino un arrabal desmoronado, un amasijo de casas de latón en tierra de paso donde se hacinan sus habitantes. La mayor parte de ellos desciende del Romancero gitano de Federico García Lorca. De hecho, en un final de cante andaluz que mucho debe al poeta de Granada, la música rima con los versos de aquel Huye luna, luna, luna. / Si vinieran los gitanos, / harían con tu corazón /collares y anillos blancos. El testimonio de Galoe, nueva incursión en las ruinas de la Cañada Real que alimentaron su premiado cortometraje Aunque es de noche (2023), se reviste con aires de ficción; una recreación forjada desde la ausencia de impostura. Sus actores, no lo son. Son protagonistas que se represe

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