En 1939, el prestigioso arqueólogo francés Pierre Montet descubrió una imponente tumba en Tanis, la capital de Egipto en las dinastías XXI y XXIII. En su interior había deslumbrantes riquezas, conocidas como el Tesoro de Tanis y comparables con las de Tutankamón. El mausoleo se atribuyó al rey Osorkon II, que gobernó entre el 874 y el 850 antes de Cristo. Pero había un elemento que llamó poderosamente la atención: un misterioso ataúd sin identificar.

Casi cien años después, un grupo de investigadores de la Universidad de la Sorbona, en colaboración con el Consejo Supremo de Antigüedades egipcio, ha encontrado por fin a quién pertenecía el sepulcro gracias a 225 figurillas funerarias ( ushabti ) halladas durante la limpieza arqueológica del suelo de la cámara norte.

La Dinastía XXII

La

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