La escena española recibe un ritual artístico sin precedentes con ‘Chavela, la última chamana’ , una creación de Carolina Román que entrelaza música en directo , poesía corporal y un torrente de imaginación simbólica para celebrar la huella eterna de Chavela Vargas . En esta propuesta, la fuerza vibrante de Rozalén y la hondura dramática de Luisa Gavasa se funden en una experiencia que se adentra en los últimos latidos de la artista mexicana desde un prisma atravesado por el realismo mágico , la espiritualidad y la memoria.
Un viaje sensorial hacia el umbral donde vida y muerte conversan
La dramaturgia de Román arranca con una imagen de poderosa resonancia: una Chavela anciana , regresando a su refugio tras su última gira, consciente de que su inseparable compañera — “La Pelona” , nombre con el que ella invocaba a la muerte— regresará para llevársela en tres días exactos . Desde ese instante, el escenario se convierte en un puente vibrante entre mundos, donde la cantante deambula entre recuerdos desgarrados , fantasmas amados y visiones que perfuman el aire de misticismo .
Entre silencios que cortan y canciones que abren heridas luminosas, surge un hilo rojo : la metáfora que guía a la artista hacia lo que más amó y que actúa como sendero emocional para conducir al público por su universo íntimo. En ese limbo poético aparecen episodios infantiles , cicatrices que nunca cerraron , pasiones ardientes y cantos capaces de resucitar el mito . Cada representación es un ritual vivo , un altar donde Chavela respira, se vuelve carne , canta y, finalmente, se hace eterna .
Dos intérpretes colosales para una diosa de la canción
Rozalén, una de las voces más influyentes de la canción de autor española , despliega aquí una mezcla de verdad , fragilidad y temperamento que amplifica el eco espiritual del montaje. Frente a ella, Luisa Gavasa , actriz distinguida con un Premio Goya y figura imprescindible en la escena nacional, ofrece una interpretación de densidad emocional abrumadora , revelando capas ocultas del alma de Chavela con una precisión que estremece.
Una creación total: música original, poesía visual y un equipo de lujo
La obra cobra forma gracias al universo sonoro del compositor cántabro Alejandro Pelayo , integrante del dúo Marlango , cuyo diseño musical aporta una atmósfera cálida, envolvente y profundamente evocadora .
El elenco se completa con Paula Iwasaki , Raquel Varela y Laura Porras , acompañadas por un equipo técnico de primer nivel:
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Javier Ruiz de Alegría , creador de una escenografía que respira como un santuario.
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Ezequiel Romero , autor de una videoescena que hilvana visiones y recuerdos.
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Raúl Baena y Eduardo Vizuete , responsables de una iluminación que late al ritmo del rito.
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Elda Noriega , diseñadora de un vestuario cargado de símbolos y texturas sagradas .
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Óscar Martínez Gil , arquitecto del movimiento escénico , casi una danza del tránsito.
Román, que dirige y firma el texto, construye un homenaje que es celebración , despedida y tránsito espiritual , nutrido de testimonios íntimos como el de María Cortina , amiga cercana de Chavela. Un lenguaje lleno de verdad , raíz y belleza orgánica sostiene la columna vertebral del montaje.
Dos noches únicas para sumergirse en la leyenda
El espectáculo podrá disfrutarse en dos funciones especiales :
Viernes 28 de noviembre a las 19:30 h y sábado 29 de noviembre a las 19:30 h , una doble cita para quienes deseen adentrarse en este viaje poético y musical , donde la figura irrepetible de Chavela Vargas —libre, indomable, incendiaria— vuelve a cantar como si nunca se hubiera ido.

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