El océano también tiene corazón. Bajo las corrientes y las olas visibles late un sistema que mueve el calor, la vida y el equilibrio del planeta: la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico (AMOC), un gigantesco conjunto de corrientes que funciona como una cinta transportadora que lleva agua cálida desde los trópicos hacia el norte del Atlántico y devuelve agua fría hacia el sur. Es el sistema que regula las temperaturas del mundo, como si bombease sangre por las venas de la Tierra.
Pero ese pulso empieza a fallar. Islandia ha declarado que la posible interrupción de la AMOC representa una amenaza existencial. No es una metáfora política: si esta corriente se detiene, el clima global podría entrar en un estado impredecible.
La AMOC depende de un delicado equilibrio entre temperatu

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