Por medio de un operativo efectuado en Bogotá, Cali, Quindío y Caldas, la Policía acabó con una estructura que se dedicaba a comercializar veneno de un peligroso animal.

La banda era conocida como Kambo y traficaba las sustancias de la rana con el mismo nombre, la cual habita en la región del Amazonas. Los miembros se iban hasta las profundidades de la selva, no solo en Colombia, sino en Perú y Brasil; para encontrar a los anfibios y someterlos a duros procesos en los que liberaban el veneno.

Veneno era traficado en el extranjero

La sustancia era adecuada en tablillas para ser vendida en los aeropuertos. Los clientes las llevaban hasta Perú y México, siendo dos de los destinos con mayor cantidad de casos. Gracias a esta actividad, la banda obtenía 1.500 millones de pesos al año.

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