Nube Lab nació en 2012, en el contexto de la crisis de la educación pública posterior a la revolución pingüina, por la convicción de un grupo de artistas de que el arte podía aportar a la educación pública y de calidad. Una de ellas, Paula de Solminihac, junto a algunos colegas, comenzó a probar distintas fórmulas. “Había un alcalde en la Municipalidad de Las Condes que fue el que nos dio la oportunidad y nos dijo que tenía un espacio en el parque (Padre Hurtado), un quincho que en ese momento se usaba para actividades que no tenían nada que ver con el arte”, recuerda Paula.

Desde entonces han pasado quince años y hoy el proyecto está completamente instalado: cuentan con una metodología propia, un programa curricular activo en escuelas y un equipo de artistas-profesores que sostienen ese

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